Los superhongos, una nueva y misteriosa amenaza para la salud mundial
Imagen de archivo del hongo de Candida auris.
Una amenaza desconocida ha ido aumentado con el paso del tiempo. Es el caso de las diferentes grandes familias de hongos (Cryptococcus, Pneumocystis, Aspergillus y Candida), que causan hasta un total de 1,6 millones de muertes al año en el mundo según los datos del Fondo de Acción Global para las Infecciones Fúngicas (GAFFI).
Estos números se acercan peligrosamente a las cifras de muertes a causa de la tuberculosis, la infección bacteriana más mortal en este momento. El surgimiento de nuevas cepas resistentes a los fármacos antifúngicos hace cada vez más difícil la lucha contra este tipo de enfermedades, según informa El Mundo.
“La dimensión del problema ha sido poco reconocida y subestimada, pero el riesgo que supone para la salud humana y para la seguridad alimentaria es grave e inmediato”, ha asegurado Matthew Fisher, primer autor de un estudio sobre el aumento de la presencia de hongos multirresistentes en pacientes y cultivos. “La amenaza que supone la resistencia a los antimicrobianos está demostrada en las bacterias, pero se ha descuidado en gran medida en los hongos”, ha añadido sobre la situación.
Esto es lo que ocurre con la Candida auris. Descubierta en 2009, ya ha causado víctimas en cuatro de los cinco continentes, siendo España el país en el que se han contabilizado la mitad de los casos registrados en Europa.
La mayor manifestación de esta infección en nuestro país tuvo lugar entre 2016 y 2017 en el Hospital La Fe de Valencia, donde más de 40 pacientes desarrollaron infecciones de este tipo en solo 10 meses.
Tal y como fue descrito por médicos del centro hospitalario en un artículo científico para la revista Mycoses, se trata de un hongo que ataca a personas con enfermededades graves, y presenta una fuerte resistencia a los antibióticos, dos características que explican su tasa de mortalidad (41% en el primer mes).
“Muchos hongos, como algunas especies del género Candida, forman parte de nuestra microbiota natural, en la piel o en las mucosas del tracto intestinal, pero cuando nuestras defensas bajan tienen oportunidad de replicarse, diseminarse por el organismo e invadir nuestros órganos”, ha explicado Óscar Zaragoza, investigador del Instituto de Salud Carlos III.
En el planeta existen cerca de 1,5 millones de especies de hongos, aunque la gran mayoría aún no han sido catalogadas. Solo unas pocas pueden sobrevivir en el cuerpo humano ya que la temperatura corporal ha frenado su desarrollo. El sistema inmunológico detiene al resto.
“La mayoría son oportunistas, afectan a pacientes que ya tienen algún factor de riesgo, principalmente defectos en el sistema inmune“, ha añadido el investigador. Es decir, que las infecciones producidas por hongos son enfermedades que atacan principalmente a personas enfermas.
Infecciones difíciles de diagnosticar
Además, son muy difíciles de diagnosticar ya que sus síntomas son muy parecidos a los de las micosis y las infecciones bacterianas, lo que provoca que su incidencia en el mundo sea mayor de lo que parece.
Existen muchas dudas todavía sobre el origen y la propagación de la Candida auris, y diferentes artículos científicos señalan que pueden ser los instrumentos médicos (por ejemplo, catéteres o termómetros) los agentes de transmisión.
También es objeto de investigación su procedencia, que aún no esta clara. Muchos investigadores aseguran que el excesivo uso de fármacos y fungicidas benefician su crecimiento, y el comercio global, su expansión global.
Por otro lado, las infecciones fúngicas afectan también a los cultivos, y han comenzado a reducir a los anfibios de todo el planeta. Las principales enfermedades causadas por el trigo, la septoriosis y la roya negra, ambas causadas por hongos, están diezmando la producción mundial en un 20%, con lo que se podría alimentar a 60 millones de personas. Y sucede, del mismo modo, con el arroz, la soja, el maíz y las patatas.
“Si estos cinco granos sufrieran una epidemia simultánea, el 39% de la población mundial vería amenazada su seguridad alimentaria», ha advertido Sarah Gurr, coautora del artículo y profesora del Departamento de Ciencias Vegetales de la Universidad de Oxford.
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